Por ello, es pertinente considerar algunos términos claves que ayudan a perfilar el aprendizaje virtual:
En primer lugar es importante traer a colación el significado de los objetos de aprendizaje, los cuales están definidos por Dublin Core “como aquellos materiales digitales creados como pequeñas piezas de contenido o de información con la finalidad de maximizar el Número de situaciones educativas en que el recurso pueda ser utilizado.”
Es así como los objetos de aprendizaje se constituyen en elementos digitales que permiten la organización codificada de los datos que se deben agrupar para la consolidación de una base de datos. Ellos deben estar sujetos a ciertas reglamentaciones específicas a través metadatos que permitirán catalogarlos.
Por ende, una buena organización de los objetos de aprendizaje redundará significativamente en repositorios de objetos de aprendizaje, los cuales constituyen las bibliotecas digitales.
Las bibliotecas digitales son fuentes valiosas de información y día por día cobran mayor importancia y constituyen una visita obligada por aquellos sujetos que siguen formaciones virtuales. Lo que hay que agregar es que dichos objetos de aprendizaje se fundamentan en grandes bibliotecas digitales y ambos se combinan en recursos educativos virtuales.
Por eso, es importante, considerar el segundo elemento clave de los aprendizajes virtuales y que se denominan recursos educativos abiertos, como un aspecto específico que conlleva además del aprendizaje virtual, la posibilidad de acceder a diferentes formas, software y recursos tecnológicos donde el aprendiz, no sólo conoce, sino que recrea y crea propuestas para el aprendizaje en línea. Estos recursos se cobijan en distintas plataformas de acceso libre que ayudan y prestan diversos servicios educativos.
Los recursos educativos abiertos (OER) se fundamentan en contenidos abiertos y en agrupaciones de información que se pueden manejar en el campo educativo y es responsabilidad de los protagonistas del proceso, como son los docentes y los estudiantes de que dicha información se use y sirva como objeto de nuevos aprendizajes en el campo virtual.
Sin embargo, vale la pena aclarar que tanto los recursos educativos virtuales como los objetos de aprendizaje son dos formas de llegar al aprendizaje y este aprendizaje no debe analizarse desde la misma mirada que un aprendizaje en la modalidad presencial. Más, cuando dicho aprendizaje no tiene una comunicación directa entre los actores y se complementa por la mediación entre la computadora y el ser humano.
Por tanto, es pertinente ahondar el tercero y último aspecto del aprendizaje virtual y que toca el punto álgido del dilema político de validación social de dicho saber: La evaluación, porque para nadie es desconocido que con ella se ponen en escena los criterios de aprobación o desaprobación.
La evaluación para la educación virtual, se concibe desde los principios básicos de la confiabilidad, la validez, la objetividad y la autenticidad, características que distan mucho de la educación tradicional y así mismo le dan una caracterización espacial por cuanto es diagnóstica, sumativa y formativa, lo que pone en consideración el papel que desempeñan maestro y estudiante y dónde los dos pueden producir aprendizajes, sin embargo el papel del docente es netamente de evaluador y su función principales ser un conducto permanente entre el elemento tecnológico y el aprendizaje.
Finalmente es prudente concluir que dentro de los aprendizajes virtuales lo más importante no es la forma de construcción de la plataforma tecnológica para acceder al aprendizaje, sino las directrices específicas que conforman la gama evaluativa que pone en escena la trilogía: aprendizaje, tecnología y comunicación
Quesada Castillo, Rocío. Evaluación del aprendizaje en la educación a distancia “en línea” Facultad de Psicología y Dirección General de Evaluación Educativa -Universidad Nacional Autónoma de México.
Margot Alviz Medina
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